martes, 7 de junio de 2011

LEYENDAS RELIGIOSAS

Dos son las leyendas fascinantes que caen en el campo de lo milagroso y lo inverosímil y que provienen de un lejano pasado, al que han sobrevivido porque fueron transmitidas por varias generaciones de padres a hijos y actualmente muchas personas, especialmente las más longevas, las cuentan sin hacer cambios notorios en su descripción. 


La primera relacionada con el Cristo Negro apunta que una vez comprobado que esa imagen pertenecía al municipio de Cedros y que allí se encontraba la figura del crucificado que pertenecía a Santa Lucía y por error se habían confundido sus destinatarios así que se procedió a transportar la imagen a Tegucigalpa. 

En Tegucigalpa se haría el cambio con la gente de Cedros, pero resulta que al llegar a La Travesía (lugar próximo a la entrada a la colonia La Esperanza) la procesión se vio obligada a detenerse pues los portadores de la imagen no podían seguir alzándola por haberse tornado de pronto muy pesada. 

Se sumaron más hombres para levantarla, pero el intento fue vano porque era muy pesada cuando se pretendía seguir el camino y cuando la imagen era movida en dirección a Santa Lucía se volvía liviana como una pluma. La gente asombrada dedujo que el Cristo no quería ir a Cedros, por lo que regresaron sin tener más problemas con el peso y así el cambio no se realizó. 

La otra leyenda, no menos encantadora, se vincula con la misma iglesia. Sabiendo de la actividad minera que había en Santa Lucía, en cierta ocasión los trabajadores de Mina Grande escucharon repicar insistentemente las campanas de la iglesia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario